Basta unas palabras para que todo a tu alrededor se convierta en escombros, desaparecen las alas y la caída libre es inevitable y lo peor de todo es que tienes que seguir hacia delante, el despertador sigue sonando todas las mañanas y te levantas cuando lo único que querrías es quedarte echa un ovillo y perder la memoria, olvidar esos labios, esos ojos, pero que puñetera es la memoria… todo te recuerda a el.
Y la vida continua… ahora el equilibrio es precario y lo buscas en otros afectos, una mañana con mi niña, me da un abrazo y un te quiero mami y eso me llena el alma, o una noche con mis amigas (se ríen de algo que dices y como te gusta que se rían contigo), una tarde de tapas con los amigos, esos que tanto me suben la moral y la lívido.
Pero me sigue faltando algo.......nací para ser equilibrista.
Freyja.
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